BambiDiscovery

Sexo, drogas y ropa de diseñador son la fuerza vital y brutal detras de una heroína que se define a si misma como una "extraña mezcla entre Madonna y Paquita la del Barrio"

lunes, junio 19, 2006

Legalmente Bambi (Parte 2)

No sé cuánta coca llevábamos encima pero al llegar al edificio de la Cámara de Diputados yo me sentía vigorizada, esos polvos colombianos tenían el poder rejuvenecer el alma. Por la ventana del coche podía ver la enorme fachada: los colores de la bandera eran muy intensos, parecían palpitantes y en el centro del lábaro patrio casi podía ver cómo el águila se devoraba a la serpiente, sus alas se movían majestuosas y el miserable reptil se retorcía y gimoteaba. “Bambi, me estás ahorcando, tipo no puedo respirar, tipo…ahggg”.

Los gritos ahogados de Finilú me devolvieron a la realidad, tenía su cuello entre mis manos y le clavaba las uñas en la nuca. “No seas exagerada, además tú tienes la culpa, siempre te me acercas demasiado cuando estoy alucinando” le dije al soltarla. Recuperamos la compostura, nos dimos una manita de gato y bajamos de la limusina.

Un par de tipos en trajes imitación-Hugo-Boss, nos detuvieron al acercarnos a la puerta. “¿A dónde creen que van?” nos dijo uno que parecía extra de película del Santo. “Soy la Bambi” le contesté con mucho aplomo. “¿Quién?” me contestó el otro que estaba de mejor ver y más joven, seguramente bromeaba porque todo mundo sabe quién soy. “No tengo tiempo para juegos, vengo a hacer una propuesta genial a los miembros del Congreso, una idea que van a aprobar todos los partidos políticos”. Nos observaron de arriba abajo, a mí sobre todo, estaba claro que mi cuerpo les resultaba apetitoso, así que decidí utilizar una técnica que me había funcionado muchas veces. “Sé lo que quieren, y si nos dejan entrar, mi amiga y yo les haremos una de nuestras famosas felaciones” les prometí. “¿Unas qué?” Preguntó el que parecía luchador. “Unas mamadas” aclaró Finilú; la chica es una perfecta bestia pero para cuestiones de sexo, es sorpresivamente avispada y vivaracha.

Sin decir palabra nos llevaron a una esquina semioscura y se abrieron las braguetas, le asigné el luchador a Finilú porque sé que ella tiene muy bajos estándares. Yo me quedé con el más joven, lo cual resultó una acertada decisión porque aquello realmente era un manjar ¡Qué cosa¡ No sabía por donde empezar. Me afané hasta hacerlo descargar grandes cantidades de su líquido masculino, mismo que me tuve que tragar, por supuesto, porque no iba a arruinar mi modelito, ni el maquillaje.

Terminada nuestra labor (todo sea por la patria), nos abrieron la puerta. La decepción no pudo ser mayor, la gran sala estaba desierta. Ningún malnacido diputado o senador estaba presente. “Están en receso, de hecho casi nunca vienen” nos aclaró el luchador. “¿Qué les parece si nos hacen el trabajito completo?”. Finilú y yo contemplamos las filas y filas de sillas vacías, suspiramos y nos encogimos de hombros. No sería la primera vez que nuestros planes de heroínas se vieran estropeados y en su lugar tuviéramos sexo de segunda mano….

Besitos de Champagne,

Bambi Discovery


1 Comments:

At 9:17 a.m., Blogger La Visión de Icaro said...

Bambi: Divina forma de comprobar que la boca es la entrada a cualquier parte, ya sea con palabras y/o succión...
no veo el momento de seguirte leyendo
Icaro

 

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