BambiDiscovery

Sexo, drogas y ropa de diseñador son la fuerza vital y brutal detras de una heroína que se define a si misma como una "extraña mezcla entre Madonna y Paquita la del Barrio"

viernes, julio 08, 2005

Capítulo 1: Bambi sobrevive.

At first I was afraid
I was petrified
Can't think that I could live
without you by my side
But then I spent so many nights
thinking how you did me wrong
And I grew STRONG…

Gloria Gaynor
Capítulo 1: Bambi sobrevive.
“Soñé que el cielo era una gran pista de baile, música de Donna Summer, Olivia Newton-John y Gloria Gaynor a todo volumen” le comenté a mi amiga la Queta Kones cuando desperté del coma un sábado por la tarde. “Ay, Bambi pensé que esta vez si te nos ibas” me dijo la muy hija de perra. “No seas tonta Queta fue una simple sobredosis, ya deberías estar acostumbrada”. Y era cierto, se estaba haciendo un vicio. Pasaba más tiempo en el área de Cuidado Intensivos que en mi propia casa.

Esta última ocasión había salido del coma desde unos días antes pero francamente, nada me había motivado a hablar o a moverme, ni siquiera a respirar por mi misma. Estaba harta de los mismos hombres, las mismas fiestas y lo peor que le puede pasar a una: los mismos diseñadores. Fue entonces, que en ese estado de pseudo-inconsciencia descubrí a los dos mejores amantes que he tenido últimamente: Sor Ivonne y Estebán.

Sor Ivonne era la encargada del tercer piso; intoxicaciones y desórdenes alimenticios. Típica monja de folleto; cuarentona, de estatura media y piel inquietantemente blanca. Según sus propias palabras “le encantaba estar rodeada de gente enferma”. Pero nadie más enferma que ella. No lo digo por ser sensasionalista, he conocido gente morbosa y perturbada, pero como Sor Ivonne, ninguna. Un verdadero argumento en contra de la religión organizada.

Llegaba al mediodía con la charola de la comida, misma que no necesitaba porque se suponía que yo estaba inconsciente. Cerraba las persianas, se movía por la habitación haciendo gestos obscenos con la lengua para luego cerrar la puerta con candado. Después hurgaba bajo su hábito para revelar una reproductora de cassettes que escondía bajo el hábito, la colocaba sobre el cabezal de la cama y tocaba canciones de Alejandra Guzmán. Bailaba entre los tubos de goteo y el respirador artificial con un tu-tú púrpura que sacaba de quién sabe dónde. Debo admitir que tenía bastante gracia para el baile, considerando que era una religiosa. Después se trepaba a la cama y sin mayor preámbulo, me lamía la vagina como pocos hombres lo han hecho. La represión es la madre de los mejores amantes. Me era muy difícil fingir que estaba en coma con semejante estímulo, pero siempre he sido una excelente actriz.

Estebán era el enfermero de noche. Un tipo moreno de casi dos metros, rudo, abundante vello en el pecho y un pene de descomunales proporciones, si lo sabré yo. Mucho después me enteré que venía huyendo de un pueblo perdido en el sur de Oaxaca, lo acusaban de haber violado a todo un ejido; incluyendo mujeres, niños y animales de cuatro patas. Estuvo a punto de ser linchado por una multitud enardecida de campesinos deshonrados pero su primo que era el cacique del pueblo lo rescató minutos antes y lo trajo a la capital del país, donde la violación ya no asusta ni a las autoridades, ni a los civiles.

Las visitas nocturnas de Estebán eran más convencionales pero no por ello menos satisfactorias. Tras asegurarse que no había nadie en los pasillos, cerraba la puerta con llave, se desabrochaba la bragueta y acto seguido me golpeaba la cara con su pene erecto; aquello era una macana, me hacía daño pero me gustaba. Luego me penetraba por donde pudiera. La verdad yo soy una mujer muy participativa, muy activa en todo; asisto a desfiles de moda, organizo orgías de beneficencia, practico aerobics de alto impacto y cosas así. Sin embargo resulta muy refrescante por una vez en la vida no tener que hacer nada, quedarse ahí echada como un gran queso gruyére siendo agujereada una y otra vez. Esto último no se lo conté a la Queta, siempre está muy urgida de sexo y por acostones así, era capaz de hacerse una lobotomía.

Pero, aun no me he presentado, que distracción la mía; con esto del coma he olvidado toda urbanidad y formalismo, yo soy Bambi Discovery: la Bampira de la canción mexicana y atleta del sexo. Mi belleza es de un exotismo indescriptible. Para quienes no me conocen personalmente les daré una vaga idea de mi fisonomía, soy una extraña mezcla entre Madonna y Paquita la del Barrio.

“Vámonos reina” le dije a la Queta, “estoy harta de este look minimalista, cuando lleguemos al camerino, quiero que me hagas un corte cuadrado muy mono y quiero rimmel, mucho rimmel. Algo retro, tipo Jackie Kennedy, ¡Bambi Discovery regresa a los escenarios!”.
¡Besitos de Champage!
Bambi Discovery

"La invasión de las Zorras" El regreso


Chicos;

Mi celular no para de sonar, mi correo electrónico está "full" de mensajes y todos piden lo mismo: que publique de nuevo mis capítulos autobiográficos de la Invasión de las Zorras. Está bien, lo haré porque soy una chica muy generosa, y si le doy las nalgas a cualquiera pues claro que puedo poner mis memorias de nuevo.

Así que besitos de champagne ¡Y gócenlo!